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28 de junio de 2013

CAPITULO 35



*Narra Amanda*

De pronto Niall apareció y me vio llorando, se acercó a mí corriendo, asustado. Le expliqué lo que pude y me comprendió. Le pedí que me dejase un rato a solas. Me besó dulcemente la frente y se comenzó a ir.

-Id y disfrutad de vuestras estatuas, yo iré más tarde –comenté sin moverme.

-De acuerdo, pero no tardes, por favor.

Asentí y se marchó, dejándome sentada en la arena. Pensando. No podía ser verdad, no podía serlo. Aquella llamada…



Me quedé mirando el horizonte, sin sentir apenas el paso del tiempo. Sólo observaba como el sol se iba escondiendo y provocaba que el mar y el cielo adquiriesen un tono veraniego.

Las olas me mojaban cada vez más y movían la arena, enterrándome en ella. En ese momento sólo quería estar sola, sentirme libre, pensar que todo había sido un sueño.
Escuché mi móvil sonando en mi toalla pero no tenía ganas de responder, ya volverían a llamar. 

Cuando volví a darme cuenta, el sol estaba desapareciendo y apenas había luz.

*Narra Zayn*

Cuando íbamos de camino para ver al director del “Madame Tussauds” Niall estaba temblando, no paraba de mirar el móvil y sudaba más que nunca en su vida.

-¿Qué te pasa Nialler? 

-¿Amanda no ha llegado aún? –dijo sin responder.

-No, pero te dijo que llegaría más tarde, no te preocupes.

Asintió con nerviosismo. En seguida llegamos y nos sorprendieron los escultores. Nos enseñaron las esculturas y nos faltó tiempo para felicitarles.


 
Como era de esperar, empezamos a juguetear con ellas. Era muy divertido tenerte en escultura, aunque a la vez muy raro.

Se habían tomado muchas molestias y, la verdad, es que estábamos más que emocionados. Seguíamos hablando con ellos para que nos contasen lo que habían tenido que trabajar y todo eso. Yo me fijaba en Niall que continuaba mirando el móvil con impaciencia. En un momento tuvo una especie de ataque de nervios y por poco se desmayó.

Las chicas, Cristian y Álvaro le acompañaron a sentarse mientras nosotros acabábamos de hablar con todo el mundo. 

-¡Niall! ¿Nos vas a decir ya lo que está pasando? –exclamó Tamara mientras le ponía un pañuelo húmedo en la cabeza.

-Amanda. Estaba llorando. Me pidió que la dejase sola. No ha venido. No coge el móvil. Soy estúpido… -balbuceó nervioso.

-Niall, estate tranquilo, respira –le tranquilizó Álvaro.

-Estará bien, ya es mayorcita –comentó Silvia.

Terminamos de despedirnos y montamos en los coches. Niall estaba algo más relajado pero continuaba sudando, nervioso. Puse la radio bajita para ver si se olvidaba un poco del asunto pero parecía que no escuchaba, miraba la carretera, calculando los kilómetros que quedaban.

-Sí que está preocupado –le comenté a Louis que iba delante conmigo.
 
-Nunca le había visto TAN preocupado.

-Lo sé, ¿qué le habrá dicho Amanda para qué esté así?

-Debe ser muy malo.

-Amy ya venía de Paris con algo diferente.

-Se la veía preocupada.

-¿¡Cuánto falta!? –exclamó el rubio de repente.

-Niall, tranquilo, ya llegamos, ¿ves la feria? –dijo Tamara recostándole en el asiento.

Asintió y se dejó apoyar en el respaldo. Silvia y ella iban con él en la parte de atrás para intentar que se tranquilizase.

-¿Puedes decirnos qué ha pasado? –comentó Tami con un hilo de voz-Así podremos ayudar.

-Tamara, no lo sé, ese es el problema, no me ha dicho nada, sólo lloraba. No me dejó quedarme con ella y he sido tan estúpido de hacerla caso y dejarla sola –se lamentó.

-No tiene por qué ser nada malo –Silvia intentó tranquilizarle.
-Sé que no la conozco tanto como vosotras, pero lo poco que la conozco, sé que era algo malo.

Frené al llegar y antes de que pudiera apagar el motor, escuché la puerta de atrás cerrándose y vi a Niall corriendo en dirección a la playa. Detrás le seguían Tamara y Silvia.

*Narra Sonia*

Antes de poder aparcar, Niall salió corriendo del otro coche. Tamara y Silvia corrían tras él. Sin pensarlo todos fuimos detrás.
Al llegar a la playa no se veía nada, era demasiado de noche y estaba muy oscuro. Saqué el móvil y encendí la linterna. Los demás imitaros la acción.

De pronto Alex chilló y Niall corrió hacia el grito. No pude ver lo que ocurría hasta que Niall se giró. En seguida supe que esa imagen la recordaría toda mi vida. Llevaba en brazos a Amanda, envuelta en una toalla. Parecía un fantasma, estaba pálida y fría; a saber cuánto tiempo llevaría en el agua. 

Esperábamos en el pasillo, unos en los bancos y otros en el suelo. Había mucha gente entrando y saliendo de la sala y provocaba una situación de nerviosismo en todos los presentes. Cuando el ambiente se calmó, Niall se asomó y nos hizo un gesto para que entrásemos.

-Amy, ¿cómo estás? –dije dulcemente.
 
-Ahora mejor, pero sigo teniendo algo de frío.

En ese momento Niall y Tamara desaparecieron y volvieron con una manta cada uno.

-¿Qué le ha ocurrido a tu cara? –dijo Silvia para que sonara lo mejor posible.

-La corriente me arrastró y me choqué contra una roca. Después de eso sólo recuerdo a Niall cogiéndome y volverme a desmayar.

-Lo importante es que estás bien –dijo Niall abrazándola.

-No sabes lo nervioso qué estaba Niall–comentó Liam.

-Sólo decía que quería ir a verte y que estaba preocupado porque no le cogías el móvil –continuó Harry.

La chica sonrió y le dio un beso en la frente.

-Ven, siéntate aquí –señaló un hueco en la camilla. 

Decidimos quedarnos toda la noche con ella. Parecía más animada con nuestra presencia. Tami la abrazaba sin parar porque decía que así se reiría y se curaría antes.


Entre Niall y Tamara hacía  todo lo que podían por Amy y al final ella se cansó y nos pidió a Louis y a mí que les dejásemos descansar. En mitad de la noche Louis me despertó.

-¿Qué quieres? –pregunté molesta.

-Ven.

Me acerqué a la camilla junto a él.

-¿Qué ocurre?

-Creo que tiene el pulso demasiado lento, ¿no crees?

Me acerqué más a ella hasta ponerme al lado de Louis, noté que me miraba y sonreía.

-¿Qué haces?

-¿Qué hago?

Suspiré y me acerqué de nuevo al sofá.

-Voy a volver a dormir, si la pasa algo avísame.

-¿Y lo del pulso?

-Es normal, las pulsaciones bajan cuando estas durmiendo.
Me senté en el sofá al lado de Harry y sin querer le desperté.

-¿Q-qu-qué pasa? -preguntó como despertando de una pesadilla.

-No pasa nada, vuelve a dormir.

No pude dormir en un buen rato y menos cuando Harry se giró y me abrazó. Me sentía algo nerviosa y agobiada. Acabé por acomodarme y dormir a duras penas. Por mucho que me costase tenía que dormir algo puesto que ya eran más de las cinco de la mañana.

-Buenos días –me despertó una voz, susurrándome al oído.
Noté una respiración en mi cuello. Me giré y vi como Harry me contemplaba aún abrazado a mí. Me separé intentando ser lo menos brusca posible.

-Buenos días –dije observando que todos dormían -¿Qué hora es?

-Las nueve y media.

-¿Por qué me has despertado tan pronto?

-Tienes que cambiar el suero a Amanda, ¿recuerdas?

-Cierto, gracias.

Me acerqué a mi amiga que dormía plácidamente y comencé a cambiárselo.

-¿Y tú? ¿Qué haces despierto tan temprano?

-No podía dormir.

-¿Ocurre algo?

-¿Por qué lo dices?

-Me resulta extraño que justo TÚ no puedas dormir.

-No lo sé.

-¿Cómo que no lo sabes?

-Pues eso, que no sé si me pasa algo o no.

-Bueno, dejémoslo. ¿Quieres desayunar?

-Claro.

*Narra Tamara*

Corría sin parar por un frondoso bosque, no había salida, por mucho que avanzase todo seguía igual. Algo me perseguía, tenía miedo. En un momento me frené para coger aire. Escuché un ruido seguido por unos pasos, me giré y…

Me sobresalté. Estaba en el hospital. Mis amigos dormían junto a mí. Sólo había sido una pesadilla. Harry y Sonia no estaban ni tampoco Alex y Cristian. 

Me estiré y prácticamente todos mis huesos crujieron. Al acercarme a la camilla vi que Amanda seguía durmiendo, no quería dejarla sola pero necesitaba una ducha y cambiarme la ropa. Besé su frente y salí del hospital. Cuando llevaba medio camino me di cuenta de algo importante, no tenía llaves, no sabía cómo iba a entrar a la casa pero tenía la corazonada de que no me iba a ser complicado.

Como sospechaba, guardaban una llave bajo el felpudo y pude entrar perfectamente, había sido una suerte porque si no, habría hecho un viaje para nada.

Me duché y vestí lo más rápido que pude y cogí un taxi hasta el hospital. Al llegar les encontré desayunando en la cafetería.

-Buenos días, ¿se ha despertado ya Amy?

-No, sigue durmiendo aún –me respondió Louis, apareciendo por detrás.

Cogí una silla y me senté a desayunar junto a ellos.

-¿Qué tal habéis dormido? –pregunté por sacar un tema de conversación.

-Bastante mal –murmuró Zayn –ALGUIEN  da muchas patadas.

-No es cierto, sólo intentaba que dejases de roncar –se quejó Silvia.

-Yo no ronco.

-No, que va, solo haces ruidos molestos mientras duermes.
-Qué más da, parad de discutir –se quejó Niall.

-Sí, papá –rió Harry.

-¿Te hace gracia? –dijo cabreado.

-No, lo siento.

En aquellos instantes a Niall había que dejarle que se despertase porque estaba muy preocupado y apenas había dormido, creo yo.Yo veía que su sobreprotección con Amanda era demasiada, estába preocupado a todas horas y acabaría por llevarle a desquiciarse.

Me levanté a por un café y mi mirada se cruzó con la de un chico, no sabía quién era, ni porque me miraba así, pero en cuanto notó que yo no apartaba la vista, la apartó él.

-¡Ya sé de qué me suenas! –clamó Harry de repente.

-¿Quién? –preguntó Sonia curiosa.

-Álvaro.

-¿Yo?

Asintió levemente y sonrió. Era extraño, le había oído decir que Álvaro le sonaba de algo pero no pensaba que todavía siguiera dándole vuelta. La forma en que le miraba era casi de amor. Sus ojos desprendían felicidad cómo si de alguien que hacía años que no veía se tratase.

-¿Y bien? –comentó –¿Vas a decir de qué me conoces?

17 de junio de 2013

CAPITULO 34



*Narra Alex*

Me desperté con un grito, giré la cabeza y pude observar como Sonia y Liam salían de la cocina y subían las escaleras. Me levanté intentando no molestar a Cristian y subí para saber que había ocurrido.

-¿Qué ha pasado? –preguntó Sonia antes que yo.

-Pregúntaselo a Silvia –respondió Niall.

-¿Qué insinúas? ¿Qué ha sido culpa mía?

-Tú eres la que ha chillado.

-Porque tú has salido “ASI” y me has asustado –dijo refiriéndose a la silla de ruedas.

-Claro, échale la culpa al inválido.

Me reí mientras bajaba al salón.

-¡Buenos días! –dije gritando para despertar a los que continuaban dormidos.

-Buenos días –respondieron algunos.

De pronto escuché a Lou decirles a los que todavía estaban arriba que fuesen al salón. Él, bajó corriendo, tropezándose con sus propios pies.

-¡Ya están terminadas! ¡Ya están terminadas!

-¿El qué, Louis? –preguntó Tamara saltando como él.

-Las esculturas del Madame Tussauds. Han dicho que podemos ir a verlas hoy.

-Yo no quiero ir con esto –dijo Niall señalando la escayola.

-Con la ropa apenas se nota –le consolé.

-Y ya no tienes que ir en silla de ruedas –comentó Amanda.

-Pero la escayola es incómoda –se volvió a quejar.

-Se siente, no haber atravesado el baño –dijo Amy dándole un beso.

Se escuchó un “ohh” por parte de Silvia. Me reí.

-¿Qué pasa? Me parecen muy tiernos –dijo como una niña.

-Pues ya está decidido, esta tarde vamos a verlas –dijo Louis saltando.

Le hacía mucha ilusión tener una escultura y, además, que hubieran venido hasta Marbella para que ellos las viesen.

*Narra Ethan*

Volví a EE.UU. después de estar unas semanas con mi familia. Me entristecía no haber podido despedirme bien de mi hermano.
Desde mi piso sólo se veían coches, edificios, gente con prisa, las empresas llenas de ajetreo y gente trabajando a todo correr… Era muy desagradable volver a estar en la ciudad después de haber estado con mi familia. 

Me quedé mirando el vacío desde la terraza, pensando en todo y en nada al mismo tiempo.

 

Después de un tiempo volví a mi habitación a deshacer la maleta. Hubo algo en ella que me extrañó, un papel blanco se asomaba bajo una de mis camisetas. Al sacarlo comprobé que había más de uno, para ser exactos tres. Dos de ellos eran dibujos de mis hermanas y lo otro era una carta, de Louis. Me senté en la cama y comencé a abrir el sobre, lo primero que me encontré fue la foto que nos hicimos el día que nos volvimos a ver. En ella, Louis estaba llorando pero sonriente. Al ver la foto sentí mucha nostalgia. Continué mirando el sobre, en él había una carta:

¿Qué tal todo Ethan? Supongo que cuando encuentres esto estarás ya en Los Estados Unidos. Se lo di a Mamá para que lo guardase en tu maleta y si lo estás leyendo ahora es que lo ha hecho bien.
Antes de nada quería decirte lo feliz que he estado estos días junto a ti. Te he echado de menos, mucho, no puedes hacerte idea. Ya iban tres años aproximadamente. No podemos estar tanto sin vernos. Hagamos un trato, puedes quedarte lo que hay en el armario si vienes a verme al final del verano. Si no… bueno, puedes quedártelo de todas formas.

Te quiero mucho, espero verte pronto. Besos.

Louis =)

Una especie de escalofrío invadió mi cuerpo. ¿Lo que hay en el armario? Me levanté y dejé el papel sobre la mesilla. Comencé a abrir todos los armarios y cajones de mi habitación hasta llegar a uno en el cual había una caja bastante grande. La saqué y la puse sobre mi cama. La tarjeta decía “No abandones tu sueño”. Poco a poco y con mucho cuidado abrí la caja. Su contenido me recordó demasiadas cosas. Me dio un ataque de ansiedad y volví a guardarlo en la caja y ésta en el armario. Al cerrar las puertas me apoyé en ellas dejándome caer. Antes de poder controlarlo las lágrimas fluyeron de mis ojos. ¿Por qué me hacía esto mi hermano? ¿Por qué me hacía esto Louis? Cogí el teléfono y marqué su número pero algo en mi interior me frenó y a la vez me impulsó a hacer otra cosa.

*Narra Zayn*

Habíamos acabado de comer y las chicas estaban cogiendo las cosas para irse a la playa de enfrente de la casa. Mi aburrimiento era algo insoportable. Los chicos estaban picados con un videojuego y no se despegaban de la pantalla. 

-Me voy a la playa yo también –grité para que me prestasen algo de atención.

-Espérame que voy contigo –me respondió Cristian.

Ambos fuimos al tendedero y cogimos las toallas que estaban colgadas. Avanzamos por la arena hasta llegar junto a Silvia.

-¡Mirad quien ha decidido despegarse de la televisión! –exclamó Sonia burlona.

Hice una mueca, ¿qué podía responder?

-¿Dónde está Amanda? Pensé que estaba con vosotras –preguntó mi amigo.

-Sonó su móvil y se marchó sin decir nada –respondió Tamara.
Asentí y saqué las cartas.

-¿Jugamos a algo? –pregunté animado.

-Vale.

Mientras jugábamos a las cartas noté que Silvia y Tamara miraban de vez en cuando hacia la feria.

-¿Queréis ir? –pregunté.

-¿Qué? ¿A dónde? –dijo Silvia extrañada.

-A la feria, no paráis de mirar.

-Ah, no, no te preocupes, estamos esperando a… un amigo –contestó Tami dubitativa.

Se miraron entre ellas y sonrieron.

-Bueno, me voy a dar un baño, ¿alguien se viene? –preguntó Tamara animada.
 
-Voy contigo –dijo Sonia levantándose.

-Nosotros vamos a dar un paseo, venimos luego para ir a ver las esculturas –dijo Cristian cogiéndole la mano a Alex para llevársela.

Silvia y yo nos quedamos solos jugando a las cartas. Por una parte me sentía a gusto pero por otra no sabía que decir y el silencio comenzaba a ponerse insoportable.

-Eres muy malo jugando a las cartas –dijo después de ganarme, otra vez.

-No, es que me dejo ganar –dije sonriente.

-Será eso…

-Pues sí.

-Ya, ya…

-Venga, la revancha.

-Vale, pero te voy a volver a ganar.

Nos tiramos una hora más jugando a las cartas y la verdad es que prácticamente ganó ella todas las partidas. 

*Narra Harry*

-No se vosotros, pero a mí ya me duelen los ojos –comentó Álvaro dejando de jugar –Me voy a la playa yo también.

Gracias a su comentario, todos dejamos el videojuego, lo cierto era que habíamos estado una hora pegados a la televisión jugando sin parar. Louis, Niall y él se fueron, dejándonos a Liam y a mí solos. Noté que iba a decirme algo pero que se calló.

-¿Qué?

-¿Qué de qué?

-¿Qué ibas a decir?

-¿Cuándo?

-Ahora.

-Yo no he dicho nada.

-Liam me estas mosqueando ya. He notado que ibas a decir algo, por eso pregunto.

-Ah, nada.

-Nada no, ¿qué ibas a decir?

-Es que… no, nada.

-¡Liam!

-Es que sé que no tengo por qué decirte nada y no…

-Liam que me lo digas.

-Antes miré tu móvil por error y vi que estabas hablando con Vanessa y simplemente tengo curiosidad por saber por qué. 

-¿Era eso? Pero tú eres tonto. Eres uno de mis amigos, no pasa nada porque me lo preguntes.

-Ya, pero no debí mirar tu móvil.

-Pero como sé que ya lo sabes no te voy a decir nada ni a cabrearme.

Puso una cara rara de las suyas dejando entender que no se esperaba lo que le acababa de decir.

-Hablaba con Vanessa porque está preocupada por Niall, le conté lo de la escayola y sólo quería saber cómo estaba.

Mostró alivio y arrepentimiento y yo me di cuenta de lo que él creía.

-No pensarías que ella y yo…

No dijo nada.

-¡Liam! Es la prima de uno de mis mejores amigos y sé el cariño que la tiene, Niall me mataría.

-Vale, vale. ¿Vamos a la playa? –dijo cambiando de tema.

Sonreí y caminé junto a él. 

-Aquí falta gente, ¿no? –grité al llegar.

-Cristian y Alex se han ido a dar una vuelta, ahora vienen –me dijo Silvia.
 
-¿Y Niall? –pregunté.

-Ha ido a buscar a Amanda.

-¿Y Amanda? –pregunté de nuevo.

-Estás preguntón hoy –comentó Tamara.

Me encogí de hombros y sonreí, ella rió.

-Está hablando por teléfono –me sonrió.

-¡Hoooolaaaa! –gritó Alex corriendo hacia nosotros.

-¿Qué la has hecho Cristian que viene tan contenta? –preguntó Louis sonriendo.


-Me sorprendéis más cada día –rió.

Niall volvió corriendo.

-¿Vamos a ver las estatuas? –dijo nada más llegar.

-Hola –murmuré con reproche.

-Lo siento, hola.

-¿Y Amy? –preguntó Silvia.

-Ella… viene más tarde.