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23 de marzo de 2013

CAPITULO 26


*Narra Sonia*

Amanda y Tamara se miraron pícaras. Alex y Cristian caminaban por la orilla, se les veía muy bien juntos.

-Oh, que monos, tengo que abrazarlos –exclamó Amanda, haciendo gestitos.

-No, estate quieta, no les estropees el momento –la regañó Tami.

-¿Qué hacéis chicas?

-¡Ah! –Álvaro nos asustó por detrás.

-Nada, Shh, míralos, a que son cuquis –dijo Amanda ñoñamente, cuando se trataba de amor era como un Cupidito.

Álvaro sonrió. 

-Venid, vamos cargando las tablas –dijo con un gesto de cabeza.

Fuimos con los demás chicos que se estaban secando.

-¿Estáis listos? –preguntó Amy.

-Estamos en ello, nos tenemos que secar –respondió Zayn.

-Pues daros prisa.

-Oye, que tu también tardas cuando quieres –dijo Liam señalándome.


-Vale, vale, pero abreviando –respondí, me empezaban a caer mejor, no eran tan egocéntricos ni ególatras como yo había pensado. 

-Qué sí pesada –dijo Harry tirándome la toalla.

Empezamos a subir las tablas en la furgoneta grande y se me ocurrió subirme encima. Como no, las otras dos locas me siguieron y acabamos las tres ahí subidas.


Niall comenzó a reír.

-Esperad, que os hago una foto.

Fue corriendo hacia una mochila y sacó una cámara, de esas profesionales.

-Vale, poneos como queráis.

Las tres dirigimos una mirada al capó y nos tumbamos subiendo los pies. Niall hizo la foto y bajamos.

-A ver, a ver, a ver, a ver… -exclamaba Amy lanzándose contra el rubio para ver la foto.

Se sonrojó por el choque y mostró la foto.

-¡Que chula! –exclamé sin darme cuenta.

-¿Qué es todo este alboroto? –preguntó una voz a mis espaldas, la de mi mejor amiga.

-No, no lo podéis ver, es sólo para los que no estaban ocupados –dije mirándoles pícaramente.

Mi amiga se sonrojó mientras se reía.

-¿Entonces…? –preguntó Álvaro.

-¿Entonces qué?

-Qué vosotros…

-Nosotros…

-¡Joder que si estáis saliendo! –exclamó por la ignorancia de su amigo.

*Narra Cristian*

-No podrías ser más directo –rió mi preciosa novia. En ese momento me acerqué a ella, sujete su cara entre mis manos y la besé para que todos pudieran verlo.

Se escuchó un “ohh” por parte de Amanda y Alex se rió. Todos nos felicitaron. 

Ya habíamos cargado en la furgoneta grande todas las cosas y decidimos ir a comer al lugar que le había dicho su prima a Niall. Fuimos apiñados en la furgoneta pequeña para no llevar las dos.

-Dejadme conducir porfaaaaa –suplicaba Amanda repetidas veces. No tenía el carnet pero Tami la había enseñado a conducir.

-No puedo, imagínate que aparece un policía –intentaba convencerla Niall.

-Pero que no hay nadie, porfis.

La verdad es que la carretera estaba vacía desde hacía ya rato.


-A que te vas andando.

-A que me dejas conducir.

-A que no.

-A que sí.

-Te juro que te vas andando, no seas pesada.

-No te creo.

-Huy que no.

-No, no.

De repente mi amigo frenó y bajó del coche. Abrió la puerta donde iba Amy y la cogió en brazos. La dejó allí y volvió a arrancar. La chica comenzó a andar por la carretera, mira que eran cabezotas ambos.


-No me creías.

La chica no contestó.

-Anda sube –dijo mi amigo bajando del coche.

La chica volvió a sonreír y subió. 

-Necesito que me ayudes.

-No sabías conducir –dijo con reproche.

-Venga porfa.

-Vale, ¿Qué hago?

-Guíame.

Amanda comenzó a avanzar muy despacio.


Sonia y Louis, que se habían bajado, no les dio tiempo a volver a subir por lo que saltaron a la parte de atrás. Allí habíamos dejado la guitarra de Niall y Lou al ver que íbamos tan despacio no se lo ocurrió mejor idea que ponerse a tocar.

*Narra Louis*

Quería ganarme el cariño de Sonia como fuera. Y que mejor forma que cantándole una canción. El día que vinimos a Marbella escuché que cuando la llamaban tenía de tono << Wake me up when september ends>> de <<Green Day >> y como me la sabía decidí cantarle esa.



Cuando empecé a cantar se me quedó mirando sorprendida pero al ir avanzando la canción me miraba con cariño, creo que había conseguido caerle algo mejor. Terminé de tocar y me miró.

-Pensé que te gustaría –dije sin poder mirarla.


-Me ha encantado –dijo. Yo había levantado la cabeza e instintivamente volví a bajarla.
 
Llegamos a un acantilado y Amanda frenó. Bajamos todos del coche.


-¿Es aquí? –preguntó Liam a Niall.

-Sí, pero más abajo hay una playa. Este es solo el comienzo del acantilado.

*Narra Alex*

Miré hacia abajo y casi me da un patatús, aquel lugar era muy alto.

-Yo-o cre-e-o que…. –no pude continuar, tenía demasiado miedo. Desde siempre he tenido algo de vértigo pero podía subirme a atracciones y cosas altas pero ese momento me encontré muy mareada y empecé a caminar hacia atrás. 

Me alteré y las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos.

-Alex, ¿estás bien? –dijo Cris que me veía por la espalda. Al darse la vuelta pude ver como se asustaba y empezaba a hablarme pero me había quedado paralizada y no le escuchaba –Alex, por favor, háblame, por favor, di algo.

Escuché como los demás se acercaban y Sonia se abrió paso entre ellos.

-Dejadla, tiene vértigo, se habrá puesto nerviosa, no pasa nada.

Me llevaron junto al coche y me tranquilicé un poco. Empecé a respirar más pausadamente y mi corazón ya latía normal.

-¿Te encuentras mejor? –preguntó Cristian acercándose a Sonia y a mí. Nosotros tres éramos los únicos que seguíamos allí, los demás habían empezado a preparar un picnic para comer, ya que eran las dos y media.

-Sí, gracias.

-Yo voy a ayudar a los demás, quedaos aquí hasta que estés bien del todo –comentó Sonia mientras se iba alejando.

-Lo siento –murmuré.

-¡Eh, no tienes nada que sentir! –exclamó –Te has puesto nerviosa y ya está, no es culpa tuya.

Me hizo sonreír, era un encanto. Todo el tiempo que habíamos estado juntos me había hecho sentir especial y siempre mejoraba la situación. 

Se acercó a mí y me besó, me encantaban sus besos, eran tiernos y dulces.

Volví a sonreír, no podía evitarlo, me hacía sentir muy bien. Seguía sin comprender por qué Lucía se quejaba tanto de él.

*Narra Tamara*

-Pobre Alex, es horrible tener vértigo, mi madre lo tiene y casi no puede ni asomarse al balcón –comenté.

-Ya, pero no es muy grave, solo le ocurre algunas veces –dijo Sonia.

-Una pregunta, ahora  que me doy cuenta ¿Y Ethan? –preguntó de pronto Amanda.

-Mis padres han venido a buscarle por, bueno, motivos…personales –dijo Lou.

-¿Motivos personales?

-Sí, bueno, mi hermano llevaba sin estar en mi casa desde 2010 porque bueno… me es duro contarlo –dijo Louis con los ojos cristalizados. Apartaba la cara para que no le viésemos.

-No hace falta que digas más –intervino Sonia.

Louis la miró extrañado. A él y a todos nos extrañó puesto que hacía una semana estaba llamándoles de todo y ahora eran amigos o bueno, dejémoslo en que se llevaban bien.

Seguimos andando por la playa para llegar al lugar donde habíamos empezado a dejar la comida.

-Tengo hambre –se quejó Amy.

-Mira, allí están Zayn y Liam, ya llegamos –la calmó Niall –Yo también tengo hambre.

-Para variar –murmuró Harry.

-Te he oído.

-Ya, por eso lo he hecho.

-Hola chicos –saludó Liam, ya habíamos llegado junto a ellos.

-Hola.

-¿Cómo está Alex? –preguntaron a Sonia.

-Nah, ya está bien. Le pasa algunas veces, solo tiene que relajarse.
Miré buscando a Álvaro y le vi unos metros para allá mirando hacia la zona donde habíamos aparcado, estaba preocupado.

-¿Qué pasa? –pregunté acercándome a él.

-Mira. No traen buena cara.

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Quería deciros que siento tardar tanto en subir capitulos y que siento alargar tanto lo de la playa, todo esto es porque no tengo demasiada inspiración y escribo lo que se me ocurre. Pensareis que ahora con las vacaciones de Semana Santa tengo más tiempo, pero es al contrario, apenas tengo tiempo. Bueno, intentaré que lo de la playa no se extienda mucho más y subir más seguido. Besotes :)

12 de marzo de 2013

CAPITULO 25


*Narra Liam*

-¡Esta es la buena! –chilló Amanda al encontrarse con olas al fin.

Tamara rápidamente cogió su tabla y se levantó con la primera ola que llegó. Se movía ágil por el mar. Ninguna de las olas que llegaban eran buenas pero ella lo intentaba y lo hacía muy bien. 

Agaché la cabeza un instante. Tenía que pensar en lo que sentía en aquel momento, no estaba seguro.

No sabía que pensar, era extraño. Volví a levantar la cabeza, se la veía tan bien sobre la tabla, tan segura.

Sonreí al ver como giraba y el presentador que había estado rondando por allí se me acercó.

-Liam, Louis ¿puedo haceros una pregunta?

Asentí aunque algo me decía que aunque le hubiera dicho que no, me la haría.

-¿Qué se siente al ver que te está ganando una chica?

No me dio tiempo a pensar una respuesta cuando estallé en carcajadas.

-Buena pregunta –reía Louis.

Me tumbé en el suelo para coger aire de reírme, respiré mirando el cielo y de pronto escuché un grito. Sin pensarlo dos veces me levanté de un alto. Vi como una ola arrastraba a Tamara hasta dejarla en la orilla tirada.



Corrí hacia ella seguido por un equipo de socorristas. Me empujaron, no me dejaban verla. Esa situación me estresaba quería saber cómo estaba.

La levantaron y, volviéndome a empujar, se la llevaron a una ambulancia que estaba aparcada. 

Estábamos todos en corro a las puertas de la ambulancia. Nadie nos decía nada, excepto aquel presentador que no paraba de hacer preguntas. Una de las veces se acercó hacia mí.

-¿Han dicho ya algo? –por un momento le noté preocupado, su cara mostraba tristeza, pero no tanto como yo, que no podía evitar llorar.

-No, aún.


Fue lo único que pude decir.

La puerta de la ambulancia se abrió y ella salió de allí. Llevaba la cabeza vendada e iba algo confundida, con Louis de la mano, era al único que habían dejado entrar, no entiendo por qué. Salimos todos corriendo a abrazarla.

-Tranquilos, solo ha sido un golpe en la cabeza.

-Solamente, ya está –dije irónico.

Se rió y me abrazó, yo la cogí por las piernas como a un saco de patatas.



-Como vuelvas a darme un susto como este…

-¿Qué me vas a hacer? –dijo chulita.

-Por de pronto te he ganado en la competición de surf.

-No es justo.

-Pues no haberte caído.

*Narra Alex*

Volvimos al lugar donde habíamos dejado las tablas.

-Bueno, ¿me enseñas? –dije cogiendo una tabla.

-¿No te da miedo después de lo que le ha pasado a Tamara? –preguntó Ethan.

-Ha sido un accidente y además está bien. Eso sí, practiquemos en esta zona.

-Ves como si te da miedo.

-No me da miedo, solo que allí es donde más corriente hay, por eso Tami se ha caído.

Cogió una tabla y entró conmigo al agua. Me explicó lo que debía hacer. Escuché a Louis gritar desde la orilla.

-¡Rema así! Es fácil.

Ethan se rió y continuó.

-Sí quieres, te enseño como se hace y después practico contigo.
Asentí y él se quedó esperando la ola adecuada.



Cuando llegó temí por que le ocurriera lo mismo que a Tami, la verdad es que sí me había dado miedo. Cogió la ola y se deslizó hasta la orilla sin problemas.

-Ahora prueba a ponerte de pie –me dijo mientras llegaba  mi lado.

-Pero ayúdame.

Después de varios intentos conseguí mantenerme de pie encima de la tabla. Se subió a la suya y me sostuvo la mano.

-Solo vamos a dejar que las olas nos lleven, ¿vale? –la verdad es que era un gran profesor, y muy atento, sabía que me daba miedo.

Después de intentarlo repetidas veces conseguí coger algunas olas y fue bastante divertido. 

Volvimos a la orilla con los demás que, simplemente, estaban tumbados observando.

-¡Yuju! ¡Bravo! ¡Lo has hecho genial! –gritó Sonia dándome ánimos.

-Bien, ahora nos toca a nosotras con ella.

-Tú de aquí no te mueves –saltó rápido Álvaro.

-¿Qué? ¿Por qué? Jo –se quejó Tami.

-Si tú te puedes preocupar por mi yo me preocupo por ti.
-Pues ala, preocúpate, pero yo me voy a surfear.

Dicho eso vino con nosotras hasta la orilla.

-¡Una, dos y tres! –gritó de pronto Amanda y comenzamos a correr.


*Narra Harry*

-Vamos con ellas –animé a los chicos, les veía con ganas de ir pero no se movían, por vergüenza, miedo, inseguridad o yo que sé, pero no hacían nada.

Álvaro se levanto y se animó conmigo, era un chaval muy majo. Al ver que nos levantábamos los demás también se nos unieron. Corrimos hasta llegar donde las chicas. 


-Sois unos brutos –se quejó Alex mientras perdía el equilibrio por nuestra culpa.

Tamara se iba a subir en la tabla de Amanda para empujarla pero la pillo y acabaron las dos en la misma tabla abrazadas para mantenerse y vi mi oportunidad de tirarlas.

Álvaro estaba nervioso por ella, eran más que amigos y más que hermanos. Me di cuenta de que no se estaba divirtiendo, estaba más preocupado por ella que otra cosa. M acerqué a ella.

-Tami, vente conmigo a la orilla, se ha mojado mucho la venta, vamos a cambiarla vale.

Me miró extrañada, quizás porque no me solía preocupar por ella o porque no la había hablado demasiado.

-Vamos Tami, es por tu bien.

-Va-vale.

Por el camino no dijimos nada, teníamos suficiente con andar por el mar, que, por lo menos a mí, me costaba. Al llegar a la orilla me preguntó lo que yo ya me sospechaba.

-¿Cómo es que de repente piensas en mi salud? –dijo mientras se quitaba el vendaje lentamente.

-¿Y por qué no? –dije evitando la respuesta.

-No sé, tampoco es que hayamos hablado … demasiado –añadió “demasiado” para no parecer brusca aun que llevaba razón, pero yo solo intentaba olvidarme de los días que estuvimos en Madrid.

-Ya, bueno, siempre hay una primera vez.

Un silencio nos invadió ese momento. Miraba la playa y yo no podía evitar mirarla a ella.


-Hay que esperar a que la venda se seque, no hay más –dije para establecer conversación.

Hizo una especie de bufido para quejarse y volvió a mirar a la playa.


Me molestaba estar ahí y no hablar, necesitaba un tema de conversación. Miraba el reloj cada minuto pero parecía que habían pasado siglos. Se movió y me miró, pensé que iba a decir algo pero solo cogió la tabla y se tumbó encima.

No aguantaba más, algo tenía que decir y solté lo primero que se me ocurrió.

-¿Te gusta mucho Álvaro verdad?

-¿Qué? –se levantó torpemente –No, es mi mejor amigo, es como un hermano.

-Ahh, vale, “hermano” –dije guiñándole el ojo.

Soltó un suspiro mientras negaba con la cabeza. Me fijé en los demás y fui a por la venda.

-Está seca ya –dije dándosela.

-Por fin –suspiró y corrió hacia el agua.

Me quedé mirandola, era imposible olvidar aquellos días en Madrid.

*Narra Tamara*

No entiendo por qué todos dicen que me gusta Álvaro, es mi mejor amigo y le considero como un hermano, no siento nada más profundo por él. Harry estaba extraño, a veces ni me hablaba y otras veces se preocupaba por mí el que más. 

Al volver a la playa todos estaban cansados.

-Vamos, no me fastidiéis, que acabo de llegar –me quejé.

-No te preocupes, vamos a un sitio que me enseñó mi prima –dijo Niall –Así descansamos en el trayecto.

Salimos de la playa pero los locos de turno quisieron hacer el numerito de correr para que no les pillasen las olas.


Sonreí al verles. Estábamos Sonia, Amanda y yo esperándoles.
Y me di cuenta de que no sabía dónde estaba Alex.
 
-Oye chicas, ¿y Alex? ¿Dónde está?

-Huy, es verdad, ¿Dónde se ha metido?

-Mirad ahí –señaló Sonia a un lado de la playa.